20 Años Fomentando El Cambio de Hábitos Desde Barcelone

“La concienciación medioambiental es importante, pero también hay que poner las cosas fáciles”, explica Meritxell Hernández, CEO de Roll ‘eat. Esta pequeña empresa barcelonesa cumple este año dos décadas creando y comercializando productos para fomentar hábitos de consumo responsables entre las familias.

Empezó con la anterior sequía de 2005, cuando la administración enviaba cartas a la población con ideas para ahorrar agua. “Vimos que era necesario hacer algo más. Para ayudar a que las familias, más allá del conocimiento, pasaran a la acción, creamos un pequeño inflable que, lleno de agua y colocado dentro de la cisterna, permite ahorrar 1,5 litros con cada vaciado”, explica Hernández. Vendieron más de un millón de unidades y, a partir de aquí, la empresa decidió centrarse en productos que solucionaran problemas ambientales.

Envoltorio de tela

Su foco se centró en la reducción de residuos. Cuando aun el papel de aluminio era el envoltorio habitual del bocata en los patios de las escuelas lanzó un portabocadillos reutilizable, que reinventaba las tradicionales envolturas de tela que usaban los abuelos. Lo hizo aprovechando la sinergia de la iniciativa de Escoles Verdes, una red que suma unas 800 escuelas en Catalunya para reducir los residuos en los centros y, con ello, concienciar también en casa.

Si bien hoy en día el aluminio ya no se lleva en las escuelas, Hernández constata que queda mucho por hacer en lo que respecta a los residuos que se generan en las compras diarias. “El Boc’n’Roll tuvo éxito más bien por su diseño que por concienciación. Ahora la población tiene más voluntad de ser sostenible, siempre y cuando no implique hacer grandes renuncias”, admite. El tiempo, el dinero y la comodidad siguen mandando por encima de todo.

Miquel Hernández, Paradista del Mercado Santa Caterina, entega escalopas Envieltas con el nuevo producto a la Roll'eat. / Ferran Nadeu

Los frescos

Tener que pagar por las bolsas de plástico en las compras ha promovido que muchas personas lleven las suyas de tela. Pero, paradójicamente, cada vez se usan más envases de un solo uso en productos frescos y platos precocinados, cuyo consumo, por un retroceso de la cocina en casa, sube como la espuma.

En este escenario, Roll’eat vuelve a la carga con otra propuesta que invita a las familias a hacer más sostenibles sus compras en la parada de frescos del mercado o del súper: un envoltorio reutilizable e impermeable para la carne y el pescado. Se trata de una hoja de silicona, que puede guardarse en el bolso, de forma que “al volver del trabajo, cuando pasas por delante del mercado, puedes hacer la compra”, explica Meritxell Hernández. Su propuesta se complementa con una bolsa plegable que permite transportar estos alimentos en un compartimento especial que lo protege y lo impermeabiliza del resto de la compra.

Miquel Hernández Envuelve en El Mercat de Santa Caterina una Compra Con el Envoltorio de Silicona de Roll'eat. / Ferran Nadeu

Vida saludable

La CEO defiende que el uso de estas soluciones se asocia a “un estilo de vida sano, que evita precocinados”. “Nuestro trabajo es también invitar a la reflexión: hacemos cada día las cosas de forma automática y con prisas. Lo vemos cuando acabamos rellenando el contenedor con gran cantidad de residuos”, afirma.

La empresa factura dos millones de euros, procedentes a partes iguales de la venta de sus productos en tiendas y de su personalización para campañas de sensibilización que llevan a cabo administraciones y empresas para fomentar la reducción del uso de envases desechables.

En su periplo por el mundo, la empresa constata las grandes diferencias en la adquisición de hábitos: mientras en Alemania hace muchos años que no se usan envoltorios, en Hong Kong y Taiwán los ciudadanos compran noodles en puestos callejeros y, en vez de utilizar platos, los comen directamente de bolsas de plástico, para sorpresa de ajenos. Allí, la CEO explica que su porta tápers se vende como contenedor, no como plato sustitutivo de esa bolsa.

En Barcelona

¿Y qué se hace en Barcelona? Para comprobarlo, la entrevista para la elaboración de este reportaje tiene lugar en el Mercat de Santa Caterina. “Solo tengo tres clientes que vienen habitualmente con táper”, responde a la pregunta Miquel Àngel Hernández, que tiene parada desde 1986. Al resto, entrega envases y envoltorios de un solo uso. A su alrededor, se ve numerosas tiendas de frescos envasando sus productos al vacío con plástico.

Hernández explica que ha intentado poner en marcha diversas alternativas, pero ninguna ha resultado suficientemente satisfactoria. Considera que “no se trata tampoco de usar envases que sean biodegradables de un solo uso”, porque “deben ser reutilizables, siempre los mismos”. Y constata: “Se trata de voluntad. Hay los muy concienciados, y hay la mayoría, que aún no”.

Suscríbete para Seguir Leyendo