El mundo podría alumbrar en breve un tratado pionero para limitar la producción de plástico y frenar así la abrumadora cantidad de residuos que se vierten constantemente a la naturaleza. 190 países se reúnen desde este lunes en la ciudad de Busán (Corea del Sur) para culminar un largo proceso de negociaciones que se inició en 2022 y que se han prolongado a lo largo de cuatro cumbres anteriores.
Durante esos encuentros se perfilaron dos grupos de países, uno encabezado por los más ambiciosos en cuanto a reducción del plástico, y otros liderados por las potencias petroleras, que abogan por mecanismos más laxos de control. En todo caso, a lo que aspira la cumbre de Busán es a acordar una reducción en la fabricación de plástico, pues es la única forma, según todos los expertos, de ir frenando el problema.
Y es que el reciclaje, tal y como se demuestra a diario, no basta para atajar la contaminación por plástico. De hecho, se calcula que solo el 9% del plástico que se fabrica termina siendo reciclado, en tanto que un 12% es incinerado (quemado) y el resto, o bien sigue aún en uso, o bien se abandona directamente en la naturaleza. Las mismas estimaciones afirman que 52 millones de toneladas terminan en el medio ambiente sin ningún tratamiento o ni siquiera se recogen.
Hacia una reducción del 40% en la producción
La cumbre de Busán arranca donde lo dejó la anterior cita, celebrada en Canadá, y que consiste en reducir en un 40% la fabricación de plástico para el año 2040. Se trataría, de confirmarse, de un importante avance, puesto que no solo frenaría los volúmenes actuales de contaminación, sino que también reduciría el consumo de petróleo y sus emisiones, y se avanzaría en la protección de la salud. Y es que el plástico se ha convertido ya en un problema sanitario, como lo demuestran los sistemáticos estudios científicos, que hallan nanoplásticos en numerosos organismos del cuerpo humano.
En la actualidad, se producen en todo el mundo algo más de 400 millones de toneladas anuales de plástico. La cantidad ha ido aumentando a razón del 2,4 % anual durante la última década. Según los expertos, si este ritmo se mantiene, el plástico podría llegar a multiplicarse por tres en 2060.
Un cierto optimismo
Pese a que entidades conservacionistas han alertado de que la industria del petróleo siguej presionando a los delegados para evitar una restricción a la fabricación de plástico, lo cierto es que un cierto optimismo se respira en el ambiente previo a esta cumbre, que finalizará el 1 de diciembre.
« Todos estamos unidos en nuestro firme compromiso compartido de elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante para acabar con la contaminación por plásticos », afirmó el presidente de la anterior cumbre de Canadá, Luis Vayas, al valorar el texto suscrito allí. « Hemos encontrado un terreno común, y estamos recorriendo juntos este camino hasta el final. Creo firmemente que podemos llevar este mismo espíritu a Busan para cumplir nuestro mandato », añadió entonces.
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