La chaleur extrême de l'année passée a causé 47 000 morts prématurées en Europe, dont plus de 8 000 en Espagne

El verano del año pasado no fue tan extremo como el del año anterior pero, aún así, dejó varios meses de temperaturas extremadamente altas, una concatenación de olas de calor extremo y cientos de récords absolutos de temperatura en todo el continente europeo. Según desvela un nuevo estudio liderado por ISGlobal, estas condiciones de calor extremo causaron la muerte prematura de al menos 47.690 personas en toda Europa, de las cuales al menos 8.352 ocurrieron en España. Se trata de la segunda cifra más alta de la última década de muertes atribuíbles al calor, tan solo superada por los 60.000 decesos registrados durante el 2022. « Es urgente aplicar estrategias encaminadas a reducir la carga de mortalidad de los veranos más cálidos que se avecinan », reclama Joan Ballester Claramunt, uno de los investigadores que ha liderado este trabajo.

El trabajo, publicado este mismo lunes en la revista científica ‘Nature Medicine’, se ha centrado en analizar los registros tanto de temperatura como de mortalidad de unas 823 regiones geográficas de un total de 35 países europeos. A partir de ahí, los investigadores observaron que, de la misma manera que ha ocurrido otros años, cada episodio de calor extremo registrado a lo largo del año pasado desencadenó un aumento de la mortalidad. Sobre todo en los países del sur de Europa como Grecia, Bulgaria, Italia, España, Chipre y Portugal. En el país heleno, por ejemplo, los picos de calor elevaron la tasa de mortalidad hasta 393 muertes por millón de habitantes, la más alta de todo el continente europeo. Los registros confirman que las tasas de mortalidad más altas se registraron entre mayores de 80 años y, seguidamente, entre personas de más de 65.

La tasa de mortalidad más alta se registró entre mayores de 80 años y, seguidamente, entre personas de más de 65

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En total, se estima que el calor extremo del año pasado mató a más de 47.690 personas en Europa (aunque, según algunas estimaciones, esta cifra podría sobrepasar las 58.000). El país con más muertes relacionadas con las altas temperaturas fue Italia, que sumó 12.743 muertes prematuras por esta causa. España, en segunda posición, sumó hasta 8.352 fallecimientos atribuibles al calor. Y Alemania, en tercer lugar, llegó a los 6.376 decesos. En todos los casos estudiados, los expertos afirman que el mayor número de víctimas se registró entre mujeres. En España, por ejemplo, se calcula que el calor extremo del pasado verano mató a al menos 5.180 mujeres y 3.165 hombres. Este fenómeno, ya señalado por otros estudios, vuelve a destacar la vulnerabilidad del colectivo ante eventos extremos climáticos como las olas de calor.

Proceso de adaptación

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Según argumenta el equipo que ha liderado este trabajo, estas tasas de mortalidad podrían haber sido hasta dos veces más altas si este calor extremo hubiera ocurrido, por ejemplo, a principios de los 2000. De ser así, se estima que estas temperaturas extremas registradas a lo largo del año pasado podrían haber causado al menos 85.000 muertes en todo el continente europeo. « Nuestros resultados muestran cómo ha habido procesos de adaptación de la sociedad a las altas temperaturas durante el presente siglo, que han reducido drásticamente la vulnerabilidad al calor y la carga de mortalidad de los últimos veranos », señala Elisa Gallo, investigadora de ISGlobal y primera autora de este trabajo.

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Los expertos creen que si estas temperaturas hubieran ocurrido a principios de los 2000 podrían haber provocado más de 85.000 decesos

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Los análisis desvelan que la adaptación social al calor ha evitado hasta el 80% de la mortalidad asociada a este fenómeno. « Probablemente como resultado del progreso socioeconómico general, las mejoras en el comportamiento individual y las medidas de salud pública, así como los planes de prevención del calor puestos en marcha tras el verano récord de 2003″, afirma Gallo. En este sentido, según explicó a este diario el investigador Hicham Achebak, también de ISGlobal, la expansión de herramientas de refrigeración como los ventiladores y el aire acondicionado es uno de los factores que más ha reducido la vulnerabilidad de la población española ante las altas temperaturas en las últimas décadas. « Llegar a los 30 grados mataba más hace cincuenta años que ahora « , explicó el especialista.

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