PFAS CÉRÉBRO | Avez-vous laissé les « chimiques éternels » à notre cerveau ?

Miles de sustancias químicas cuyos efectos nocivos para la salud no han sido suficientemente comprobados están presentes en alimentos, utensilios y materiales habituales en la vida cotidiana, también en el agua que bebemos. Son las sustancias perfluoradas y polifluoradas, o PFAS, también conocidas como ‘químicos eternos por la larga persistencia en el tiempo que tienen. Ahora, una investigación sugiere que estos contaminantes podrían haber llegado ya a nuestro cerebro, modificando nuestra conducta.

Un estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives por el Centro de Investigación Medioambiental Helmholtz (UFZ), en Alemania, recuerda que las PFAS están presentes en cosméticos, ropa, utensilios de cocina y muchos otros objetos domésticos. “Se acumulan en el medio ambiente y entran en nuestro organismo a través del aire, el agua potable y los alimentos”, señala la toxicóloga de la UFZ, Tamara Tal. Este consumo involuntario se está produciendo desde los años 50, aunque cada vez incluye más compuestos, actualmente ya son millares de ellos, según los expertos.

Les PFAS sont présentés dans de nombreux produits / Agencias

En su estudio actual, los investigadores investigaron cómo la exposición a los PFAS afecta al desarrollo cerebral. Para ello, utilizaron el modelo del pez cebra, que se utiliza a menudo en la investigación toxicológica. Una ventaja de este modelo es que alrededor del 70% de los genes encontrados en el pez cebra (Danio rerio) también se encuentran en los humanos. Por lo tanto, es probable que los hallazgos del modelo del pez cebra se puedan transferir a los humanos.

L'expérience se fait avec des pièces cebra

L'expérience se fait avec des pièces cebra / Agencias

En sus experimentos, los investigadores expusieron al pez cebra a dos sustancias de PFAS (concretamente PFOS y PFHxS). Luego estudiaron qué genes del cerebro de las larvas de pez expuestas a estas sustancias quedaban alterados en comparación con peces que no habían sido expuestos a dichos elementos. Fue así como comprobaron que un grupo de genes, que también está presente en los humanos, quedó “especialmente activo”, según explicó Sebastian Gutsfeld, primer autor del estudio.

Natación hiperactiva

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Los efectos observados en el comportamiento de estos animales fueron particularmente visibles en su natación. Los que habían estado expuestos a PFAS nadaban más activamente que los que no habían sido objeto de experimentación. « En los peces cebra expuestos a PFOS durante cuatro días, observamos un comportamiento de natación hiperactivo en respuesta al estímulo », dice Gutsfeld.

Basándose en estas respuestas, los investigadores concluyen que la exposición a PFOS está asociada con consecuencias anormales, en particular durante las fases sensibles del desarrollo del cerebro.

« Dado que estos genes también están presentes en los seres humanos, es posible que los PFAS también tengan efectos correspondientes en las personas », concluye Tal. Los científicos quieren investigar a partir de ahora los efectos neuroactivos de otros PFAS y evaluar mejor sus riesgos.

Estudio de referencia: https://ehp.niehs.nih.gov/doi/10.1289/EHP13667

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es

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